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COMO DESDE LA SOSTENIBILIDAD DEBEN RELACIONARSE EL MEDIO AMBIENTE Y EL DESARROLLO

  • lurichconsultora
  • 15 dic 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 16 dic 2020

Ya en el año 1991 Michael Colby escribía "La administración ambiental en el Desarrollo: evolución de los paradigmas". En este texto, su autor, proporciona la base de cinco paradigmas básicos en la relación entre los seres humanos y la naturaleza. Estos paradigmas señalaban las diferentes visiones que identificaban la relación del hombre con el medio ambiente, ante las iniciativas de desarrollo.


Los paradigmas señalados por Colby, nos planteaban puntos de vista que iban desde lo muy antropocéntrico a lo biocéntrico; distanciando las perspectivas de desarrollo entre el aprovechamiento de los recursos y crecimiento económico infinito, hasta un rechazo al crecimiento económico y vuelta a la naturaleza, respectivamente.


Simplificando los paradigmas de Colby, quiero compartirles mi visión sobre el tema, para lo cual voy a partir de dos definiciones que siempre he relacionado en mi actuación profesional y cotidiana, esto me ha permitido internalizar lo que debe ser la relación que debe existir entre las Organizaciones como promotoras de desarrollo y el Medio Ambiente, para lograr la armonía que conduzca a la sostenibilidad en el planeta.


Dichas definiciones son las dadas en la Norma ISO 14001 sobre “Sistemas de Gestión Ambiental”:

Medio Ambiente

Es el entorno en el cual una Organización opera. Incluye el aire, el agua, la tierra, los recursos naturales, la flora, la fauna, los seres humanos y sus interrelaciones.

Organización

Persona o grupo de personas que tienen sus propias funciones y responsabilidades, autoridades y relaciones para el logro de sus objetivos. Este concepto de organización incluye, entre otros, un trabajador independiente, compañía, corporación, firma, empresa, autoridad, sociedad, organización benéfica o institución, o una parte o combinación de éstas, ya estén constituidas o no, públicas o privadas.


Partiendo de estas dos definiciones, las posibles interrelaciones que pueden existir entre ellas, quedarían expresadas de tres formas, tal como se ilustra en las siguientes figuras.

Fig. Relaciones entre Medio Ambiente y Organización


No comprender lo que esta interrelación significa, en el marco de mantener un equilibrio entre el Medio Ambiente y el Desarrollo, nos llevó al deterioro ambiental global promovido por la visión de relación depredadora, confrontando hoy día las graves consecuencias, tales como:

- el cambio climático causado entre otros factores por el calentamiento global que tiene su origen en el efecto invernadero

- agotamiento de recursos naturales

- destrucción de la capa de ozono

- pérdida de biodiversidad

- pérdida de ecosistemas de gran fragilidad y/o beneficios ecológicos

- pérdida y/o degradación de los suelos

- contaminación de los recursos (aire, cuerpos de agua y suelos)


Igualmente, abordar esta relación como un tema desde la defensa “per se” del ambiente o relación protectora, lo que se ha convertido en trinchera de ecologistas o ambientalistas a ultranza, que si bien es una posición que respeto y aplaudo, no dejo de reconocer que su adopción va en contra de muchos beneficios que hoy disfrutamos y que involucran mayor calidad de vida.


Es así como una vez descrita la perspectiva de lo que involucra una interrelación depredadora, la cual debe ser rechazada desde todo punto de vista, y una relación protectora que si bien es loable, no siempre es cónsona con políticas de desarrollo; yo me decanto por vislumbrar un equilibrio entre el Medio Ambiente y el Desarrollo, alcanzable a través de una perfecta integración entre las organizaciones y el medio ambiente, donde priven los principios de Ecoeficiencia y Sostenibilidad.


Observar el equilibrio entre la naturaleza y el aprovechamiento de los recursos que ella nos proporciona, no es nuevo y siempre fue un área de interés del hombre desde tiempos muy remotos, cuando en su necesidad de subsistir se dedicaba a evaluar los recursos de su entorno como mecanismos para obtener mejores beneficios, primero de la caza, la pesca y recolección y, posteriormente, de áreas de subsistencia más avanzadas como la agricultura y la cría de animales.


La evidencia de los impactos ambientales negativos, que no son otra cosa que la muestra del desequilibrio de la visión depredadora, se instauró con el desarrollo como bandera, con un aprovechamiento indiscriminado de los recursos y descarga de contaminantes, sin evaluar las capacidades que tienen los ecosistemas de soportar esas cargas en función de los servicios ambientales que pueden ofrecer en términos de biomasa, productividad, capacidad de asimilación, entre otros.


Es así como las primeras ilustraciones que querían evidenciar muestras de desarrollo, mostraban industrias con grandes chimeneas que emitían un cúmulo de humo, gases y otros contaminantes al ambiente, sin ningún mecanismo de control o minimización.


Es así, que cuando el desarrollo deja de asociarse únicamente a la mejora económica y aborda otros campos como son el bienestar de los individuos y la protección del medio ambiente, se pueden alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), establecidos en la agenda 2030 y satisfacer lo social y lo ambiental, que son los aspectos contemplados en dichos ODS.


Sabemos que todas las organizaciones, en mayor o menor medida, utilizan recursos naturales en sus procesos y productos, generan residuos de diversa índole que contribuyen a la contaminación de aire, suelo y agua; y en algunos casos contribuyen con la disminución de biodiversidad y deterioro de ecosistemas.


Esto hace necesario que se evalúen e incluyan los costos no solo monetarios sino ecológicos, ambientales y sociales en cualquier proyecto de desarrollo.


A partir de esa evaluación que generalmente se aborda a través de un Estudio de Impacto Ambiental y Socio-cultural, se deben tomar decisiones que permitan la visión integradora plasmada en esta reflexión.


Este enfoque integrador, donde se consideren la conservación y cuidado del medio ambiente como políticas organizacionales, siempre será rentable para las organizaciones ambientalmente responsables; ya que si aumenta la demanda de tecnología y productos “verdes”, el mercado ofrecerá oportunidades especialmente ventajosas para las empresas innovadoras en este sentido, aunado al ahorro que supone prevenir antes de asumir costos de control, remediación, restauración, multas, deterioro de imagen, entre otros.

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© 2020 por Susana Otero. Creado con Wix.com

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